21 noviembre, 2010

INMORALES PERDIDOS EN LAS ARENAS DEL SAHARA

La torpeza marroquí en el asunto del asalto al campamento saharaui en las cercanías de El Aaiún, el pasado 8 de noviembre, contrasta con la habitual habilidad y oportunidad mostrada por el régimen de Rabat desde 1956 ganando posiciones frente a sus objetivos para desarrollar el Gran Marruecos. El apoyo dominante de Francia para enterrar la huella española en el norte de África (Rif, Ifni, Tarfaya y ahora el Sahara) y el más velado de Estados Unidos, siempre atento a sus intereses económicos y al peligro terrorista, ha favorecido la exigente politica marroquí en su expansión imperial, sin otra consideración que la manipulación sentimental de sus ciudadanos. Mientras, España ha seguido fiel a su política exterior de no molestar a su incómodo vecino marroquí.


Es el Sahara un asunto que debería preocuparnos profundamente, contra las tesis de quienes desconocen la historia, la jurisprudencia y el valor moral de la defensa de los derechos humanos. No todo es comercio, negocio e intereses estratégicos, como gusta decir al señor Zapatero y a sus acólitos, que están demostrando en todo este asunto una torpeza sin igual, no se si ante la ignorancia o la manipulación para enfrentarse a tantas contradicciones.
Hemos visto a un jefe de Gobierno hablando de que en el tema del Sahara priman los intereses de España (¿cúales, los suyos?) por encima de los derechos humanos; un ministro Jauregui hablando de soberanía marroquí sobre el Sahara para justificar que el tema del campamento es un asunto interno del país; una titular de Exteriores que no quiere mirar atrás para verse la chapita pidiendo la autodeterminación de los saharauis y pasar a asegurar que España ya no tiene nada que ver con la cuestión, que está desligada de toda responsabilidad; y un secretario de Organización del PSOE, Marcelino Iglesias, dando muestra del más absoluto desconocimiento sobre la cuestión, al manifestar "España estuvo en el Sahara hasta el 73 ó 74". Es decir, ni siquiera se ha molestado en leerse algo sobre el conflicto y por eso le bailan las fechas, anulando el peso de su opinión y la de su partido. Por si lee este comentario, España firmó los Acuerdos de Madrid el 14 de noviembre de 1975 y abandonó militarmente el territorio ya entrado el año 1976. Es decir, ni idea de lo que habla, como tantos tertulianos televisivos,o lo que es lo mismo hablar por hablar.


Hasta aquí hemos llegado. Uno, porque la inmoralidad del señor Zapatero raya los sublime al anteponer los intereses económicos sobre el más universal de los derechos humanos, echando por tierra su arrogante decisión para sacar a las tropas españolas de Iraq, porque aquella actuación iba en contra de sus principios. Visto hoy, aquello solo fue una actuación compulsiva y poco reflexiva además de contradictoria en su politica con el vecino del sur. O defendemos los derechos humanos en Afganistán, Corea y el Sahara, o mejor tomamos una postura que todos podamos creer, aunque no la compartamos.
Aún hoy, cuando escucho el radiodocumental que hice en 2007, con el título "Sahara 1975. Bidanis en el laberinto de las arenas" se me pone la cara roja de vergüenza al oir las palabras del entonces líder socialista Felipe González -contenidas en el programa- en las que en 1976 prometía en el Sahara a aquellos pobres desesperados saharauis, que si el PSOE llegaba a gobernar España se haría justicia y el Sahara sería independiente. ¡Qué gran ignominia la de los socialistas en este asunto!, no solo no han hecho nada para que se cumplan las resoluciones de las Naciones Unidas, sino que han girado a favor de las tesis de Marruecos en la que solo vale el "todo para mí".

Marruecos no solo controla el territorio cuya administración temporal le fue cedida por España, sino también el territorio administrado por Mauritania que decidió ceder al Frente Polisario. A Zapatero le ha importado muy poco que aquellos saharauis que tenían DNI español y que un regimen muribundo como el de Franco entregaría a la voragine de Marryecos, también como los socialistas en aras de mayores intereses económicos. Franco y Zapatero unidos por el Sahara, o lo que es lo mismo el Movimiento Nacional y el PSOE con el mismo ideario. Dos, al ministro Jauregui no le deben haber explicado muy bien lo de la soberanía. Es verdad -también lo dijo en su día Moratinos- que Marruecos es la gran potencia que controla hoy de facto la casi totalidad del territorio del Sahara, pero no quiere decir que tenga soberanía sobre él. En los Acuerdos de Madrid, España cedió la "administración provisional" del Sahara Norte a Marruecos y la del sur (Rio de Oro) a Mauritania, pero no se cedión ningún tipo de soberanía. Para la ONU, España sigue siendo la potencia administradora del territorio.

Es el mismo argumento que utiliza la ministra Jiménez, de nombre Trinidad, quien debería conocer y medir más sus palbaras esencial en una titular de Exteriores, al menos para no acusarla de ignorante como hemos con Marcelino Iglesias o Jauregui.Si no quiere reconocer que el territorio del Sahara sigue siendo español, según la doctrina internacional, pues no lo haga, pero lo que no puede asegurar es que España no tiene nada que decir sobre la cuestión territorial. Es evidente que España no puede practicar en este caso la nautralidad activa, porque siendo la potencia colonial responsable del futuro y de la solución para el Sahara Occidental, la 53 provicnica española en 1975, con unos ciudadanos que tenían los mismos derechos que uno de Valladolid, de Valencia o de San Sebastián.

De tal forma que aunque ya en 1963 la ONU dictaminó que el Sahara Occidental era una colonia, por lo que exigió la autodetrminación del territorio en la Resolución 1514 de la Asamblea General, tal hecho no ha sucedido. España se limitó a elaborar un censo de los saharauis que residían en la zona y sobre estos datos estaba dispuesta a hacer el referéndum, pero Franco enfermó y Hassan II vio la oportunidad de aprovechar el momento de debilidad de la polìtica española para lanzar la Marcha Verde que condicionaría todo el problema. El Príncipe Juan Carlos, como Jefe de Estado en funciones, se desplazó al Sahara para arengar a las tropas españolas y compromterse a defender el territorio y a los saharauis, pero sus palabras quedaron prnto en el olvido y su vos grabada desapareció de los archivos de RTVE. Aquel goberno franquista decidió evitar una guerra al conocer del apoyo francés y norteamericano a los planes del Sultán, frente al enemigo próximo representado por Árgel y un izquierdista Frente Polisario, con lo que se negoció importantes concesiones económicas (pesca y fosfatos), una vez más el dinero, y a cambio se les entregó la colonia a Marruecos y Mauritania con los Acuerdos de Madrid.

España, en una política errante y poco firme, siempre se ha plegado a los intereses franceses y marroquíes, mostrando una gran debilidad exterior y anteponiendo -como ha reconocido Zapatero- los intereses económicos a cualquier otra consideración sobre nuestra responsabilidad, que la tenemos, sobre el Sahara. Y el Gobierno debe saber, dada su mostrada ignorancia, todos los aspectos que contienen los Acuerdos de Madrid, en donde en su segundo punto se dice textualmente que "la descolonización del Sahara culminará cuando la opinión de la población saharaui se haya expresado validamente". Es decir, el territorio aún no ha sido descolonizado y España esjuridicamante"de iure" la potencia responsable, aun cuando haya cedido "temporalmente" la administración del territorio a Marruecos y Mauritania. Este último ya no cuenta, lo que hace que -al menos- Marruecos no tenga ningún tipo de legitimidad en Rio de Oro, ni la soberanía sobre la parte norte. Nadie se lo reconoce, excepto Jauregui, a pesar de que España siga siendo, aunque no le guste nada al  gobierno actual, la responsable de llevar al Sahara a su plena descolionización. Ahí estamos, atados de pies y manos en un asunto en el que la justicia y la moral es lo que menos cuenta, tal como demuestra la actuación de este mal gobierno, al que nadie respeta en las esferas internacionales.

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