Caracas es una ciudad fantástica, a la vez que desconocida. Las rutas turísticas venezolanas solo la usan como trampolín hacia el interior (Los Llanos o Cumainá) o a las islas (Los Roques e Isla Margarita). Veinte días de rodaje me han servido para descubrir una ciudad diferente y a gente singular. El trabajo del director de cine, Pedro Pinzolas, a quien he ayudado en la elaboración de su nueva película documental (Amadora/Caracas) ha sido una experiencia gratificante para conocer una Venezuela diferente. Cada rincón, cada rostro de la ciudad me hacía desenfundar la máquina fotográfica para plasmar la visión de una Caracas abierta y acogedera, lejos de la tan cacareada violencia con la que es conocida. Bulliciosa y divertida, Caracas se abre a la modernidad sin olvidar su pasado colonial.
En un rincón de la ciudad se encontraba la actriz, Amadora García, la musa de la película de Pedro Pinzolas. Su peculiar mirada de una Caracas cambiante y cercana marcará el devenir de un trabajo muy especial.
La Caracas que vive sumida en una gran actividad cultural, ahora en gran medida supeditada a la polìtica del "poder popular del chavismo", no quiere perder una tradición e influencia que marcó caminos en hispanoamérica. La lucha por mantener las raíces cinematográficas y teatrales dentro de un marco de independencia del poder político hace de Venezuela todo un ejemplo para seguir teniendo un puesto destacado en la cultura contemporánea. Los vientos de un ciclón que amenaza con devorar la creatividad artística apenas han podido doblegar la voluntad y el interés por recuperar lo que Caracas ha sido. Pasear por sus calles llenas de grandes edificios y esculturas promovidas en tiempos pasados nos reconcilia con un pueblo que busca su destino, más allá de interrogantes históricos hechos presente, quizá porque hay lagunas del pasado aún sin contestar.
04 marzo, 2011
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